“Nunca es demasiado pronto para realizar una exploración oftalmológica en el niño, pero a veces puede ser demasiado tarde” Dr. Millán
“Cuando una niña o un niño pequeño ve mal no acostumbra a decirlo a sus padres, generalmente porque no es consciente de que lo hace” Dr. Martínez
En Millán + Martínez establecemos las siguientes pautas:
El médico oftalmólogo es el profesional médico encargado del diagnóstico y tratamiento de los problemas relacionados con la visión, porque nuestra formación y título así nos capacitan.
Es fundamental un buen diagnóstico ya que las enfermedades oculares son las causantes de los problemas oculares, ya sean defectos de refracción, ambliopía, estrabismo y deben ser perfectamente diagnosticadas para pautar un tratamiento adecuado.
En los niños, es necesaria la dilatación pupilar mediante la aplicación de colirios para poder tener una medida exacta del defecto refractivo. Sin esta dilatación pupilar, la graduación no puede tener la certeza de su exactitud y por lo tanto dar resultados erróneos y provocar problemas asociados. Además esta dilatación permite la exploración de polo anterior y posterior (retina y nervio óptico) del ojo y así pueden detectarse la mayoría de las patologías asociadas a una disminución de la visión. A pesar de la existencia de aparatos denominados “no midriáticos” que pueden realizar exploraciones sin mucha dilatación pupilar siempre será necesaria la evaluación médica final, llevada a cabo por un oftalmólogo que es el que puede realizar este procedimiento.
Una vez prescrito en tratamiento es muy importante la colaboración con el Óptico Optometrista en caso de requerir la adaptación de ayudas ópticas, gafas o lentillas.
El proceso de desarrollo y maduración del sistema visual no es definitivo hasta la adolescencia, por esto es fundamental los controles y exámenes periódicos en la infancia ya que permiten detectar de forma precoz o modificar tratamientos en aquellas situaciones en las que este proceso madurativo se está apartando de los patrones normales, pudiendo así actuar para reconducir esta condición, en la etapa infantil el chequeo anual es fundamental, pudiendo ser cada 2 años en adolescentes.
Vivimos en una sociedad que es la actual donde los avances tecnológicos son fundamentales y nos ayudan en la vida cotidiana, esto para mi es importante trasladarlo a mi practica médica, avanzar con la sociedad en las recomendaciones por ello, no podemos aislar al niños de ese mundo virtual.
A mayores, las restricciones por la Covid-19 y las clases on line han incrementado el número de horas frente a las pantallas.
Lo que hay que explicar e inculcar desde nuestra profesión como oftalmólogos es buenas prácticas conductuales para evitar que aparezcan o se agraven diferentes trastornos asociados a la actividad en visión próxima, como estrabismos y espasmos acomodativos o miopía. Se pueden detectar algunos síntomas como fatiga ocular, el escozor, el picor o el enrojecimiento ocular relacionados con un exceso de exposición ante las pantallas.
Recomendamos horarios restringidos y alternantes en niñas y niños, con periodos de actividad de 20 a 30 minutos seguidos de descansos a poder ser al aire libre. También es importante mantener una buena hidratación en la superficie ocular, utilizando colirios de lágrima artificial si es necesario, e ir corrigiendo el hábito de acercar demasiado la vista a las pantallas.
En todo caso intensificar y favorecer actividades al aire libre o en espacios abiertos y la práctica de deportes al aire libre para mejorar la salud visual y la salud en general.
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